Sucedió un 9 de Septiembre de 2013, cuando en unas breves, brevísimas vacaciones de la familia, nuestros pasos se encaminaron hacia El Cerro del Hierro. Tanto fue así que aquella misma tarde tuvimos que volver hacia el Hospital de Sevilla en dónde 22 días más tarde mi padre daría su último adiós. Allí en medio de un páramo, a los pies de los restos de una explotación minera romana, ante las grandes pantallas kársticas de piedra, hierro y caliza, apareció una maravillosa criatura, de colores y de vuelo lento pero ágil. Era una mariposa que no se dejaba fotografiar con mi torpe mano y mi limitado móvil. -¡Jose, por favor, hazle tú la foto que seguro que a tí te sale!
Exotismo. Soledad a veces.
ResponderEliminarSucedió un 9 de Septiembre de 2013, cuando en unas breves, brevísimas vacaciones de la familia, nuestros pasos se encaminaron hacia El Cerro del Hierro.
ResponderEliminarTanto fue así que aquella misma tarde tuvimos que volver hacia el Hospital de Sevilla en dónde 22 días más tarde mi padre daría su último adiós.
Allí en medio de un páramo, a los pies de los restos de una explotación minera romana, ante las grandes pantallas kársticas de piedra, hierro y caliza, apareció una maravillosa criatura, de colores y de vuelo lento pero ágil.
Era una mariposa que no se dejaba fotografiar con mi torpe mano y mi limitado móvil.
-¡Jose, por favor, hazle tú la foto que seguro que a tí te sale!
Así fue cómo con su paciencia y su cámara, se inmortalizó su belleza. Belleza que quedó no obstante retratada en mi memoria, de aquel momento, de aquella mañana, de aquel "antes de" tanto agotamiento, despedidas y decepciones.
© Carmen Carrero Alonso